El Alcoholismo
El alcohol produce sobre el organismo un efecto tóxico directo y un
efecto sedante; además, la ingestión excesiva de alcohol durante periodos
prolongados conduce a carencias en la nutrición y en otras necesidades
orgánicas, lo cual complica la situación. Los casos avanzados requieren hospitalización. Los efectos sobre los principales sistemas del organismo son
acumulativos e incluyen un amplio rango de alteraciones en el aparato
digestivo, entre las que destacan las úlceras de estómago y de duodeno, la pancreatitis
crónica y la cirrosis hepática, así como lesiones irreversibles en los sistemas
nerviosos central y periférico. Pueden llegar a producirse desmayos,
alucinaciones e intensos temblores, síntomas del síndrome de abstinencia
alcohólica más grave, y el delirium tremens, que puede ser mortal a pesar del tratamiento
adecuado; esto último contrasta con los síndromes de abstinencia de los
opiáceos como la heroína, que aunque muy aparatosos rara vez son fatales. Se ha demostrado en fechas recientes que la ingestión de alcohol
durante la gestación, incluso en cantidades moderadas, puede producir daños
graves en el feto, especialmente retraso en el desarrollo físico y mental; la
forma más grave de este retraso, poco frecuente, se llama síndrome de alcoholismo fetal.
Si consumes , te consumes es hora de reaccionar
En el Ecuador
El consumo de alcohol en el Ecuador presenta un incremento alarmante. Según la Dirección Nacional de Salud Mental, del Ministerio de Salud Pública (MSP), en 2000 el consumo de alcohol era del 21,4%; en 2001 bajó levemente al 20,6%, pero en 2003 subió al 23,9% y en 2006 llegó al 23,5%.
A nivel de regiones, la Amazonía representa el 36% de los casos, la Sierra el 33,5%, la Costa es el 13,7% y la región insular es cercana al 0%.
Las provincias con mayor número de casos de alcoholismo son Pichincha (619), Manabí (367), Azuay (343), Guayas (303), Imbabura (295), Loja (295), Chimborazo (202), Cañar (169), El Oro (156) y Morona (101).
En cambio, las de menor incidencia son Tungurahua (67), Zamora Chinchipe (57), Los Ríos (53), Sucumbíos (33), Napo (32), Esmeralda (28), Cotopaxi (17), Carchi (5), Bolívar (2), Galápagos (1) y Orellana (1).
Cada ecuatoriano bebe 9,4 litros de licor al año
Lo cierto es que en esta situación
Ecuador es el segundo país en América Latina con mayor consumo de alcohol,
según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicados en
agosto pasado. En este estudio se destaca que en este país se ingieren 9,4
litros de alcohol por habitante al año, cifra superada en la región únicamente
por Argentina (10 litros), donde la mayor parte de las bebidas alcohólicas que
se consumen son los vinos.
A decir de la OMS, el consumo de alcohol
en América (8,7 litros per cápita en promedio) es aproximadamente 40% mayor que
la media global de 6,2 litros, siendo Brasil, Chile y México otros países
latinoamericanos con alto consumo de alcohol. Pero en el caso de Ecuador además
preocupa que el consumo de alcohol empieza a los 12 años de edad, de acuerdo
con el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes.
Para la psicóloga Alexandra Macías, una
persona alcohólica es intranquila e insegura, argumentando que a los
alcohólicos no les importa dormir en las calles o buscar peleas, ya que no
saben lo que hacen.
Una copa no basta y mil no son
suficiente, indica el orientador Wimper Mendoza de la clínica Fundcat, un
lugar donde acuden personas que se encuentran enfermas con el alcohol y las
drogas. Mendoza señala que el alcohol es 50 veces más dañino que las drogas,
pues éste altera la personalidad de las personas ocasionándole la adicción.
No hay una causa definida del
alcoholismo, pero hay factores que pueden jugar un papel en su desarrollo. Es
más probable el desencadenamiento de un alcoholismo en las personas con algún
familiar alcohólico, que en otras que no lo tienen. No se conoce la razón que
puede encontrarse en anomalías genéticas o bioquímicas.
Entre los factores psicológicos que
conducen al alcoholismo se incluyen: la necesidad de consuelo para la ansiedad,
conflictos en las relaciones personales, problemas familiares, entre otros.
La psicóloga Estefanía Cevallos
expresa que los problemas de un alcohólico también afectan a los niños en su
conducta y personalidad; si el padre o madre es violento, los niños tienden a
ser agresivos. Además manifiesta que el machismo va ligado con el alcoholismo,
ya que muchos creen que entre más beben son más varones.
Ante esto se planifican luchas contra el alcoholismo
Aumentan muertes por intoxicación
A 39 ascendió el número de fallecidos por intoxicación al consumir alcohol
adulterado. En la provincia de Napo se registró cuatro nuevas víctimas.
El Gobernador de esa provincia, Milton Carrera, confirmó, tras un análisis del
Instituto Izquieta Pérez que los fallecidos tenían un alto grado de alcohol
metílico en la sangre debido a que bebieron una mezcla con guayusa y un vino
presumiblemente fabricado en Tungurahua.
Tomar alcohol
de forma intensiva aunque solo sea el fin de semana reduce la memoria.
El rendimiento de la memoria de trabajo y de la memoria declarativa
verbal disminuye mucho después de tomar alcohol en exceso y estos
efectos se mantiene a largo plazo. La ingestión intensiva de alcohol el fin de
semana afecta al rendimiento de la memoria de trabajo y la memoria declarativa
verbal. En Depsicología hablamos del alcohol y
la memoria.
Estos resultados son fruto del estudio realizado en la Universidad de
Santiago de Compostela con un grupo de estudiantes que beben alcohol habitualmente el fin de semana y
carecen de síntomas clínicos.
El estudio se lleva a cabo durante cinco años y está desarrollado por el
Grupo de Investigación en Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Santiago
de Compostela dirigido por el profesor Fernando Cadaveira.
Tras comprobar que la ingesta de grandes cantidades de alcohol durante el fin de
semana tiene consecuencias a nivel neurocognitivo, ahora el
objetivo es verificar si se mantiene a largo plazo y tiene influencia en la
evolución académica.
El estudio muestra que una cuarta parte de los estudiantes de primer año de
carrera presentan al menos una vez al mes un patrón de consumo intensivo de alcohol (en un hombre más de
cinco unidades de bebida alcohólica en una mujer cuatro). Un tercio podrían ser
considerado bebedores de riesgo.
Un total de 136 voluntarios pasaron por pruebas neuropsicológicas y el
registro de la actividad eléctrica cerebral evocada. Se emplearon 18 pruebas
dirigidas a evaluar las funciones mediadas por algunas regiones cerebrales que
parecen más afectadas por el consumo de alcohol. Como la corteza prefrontal
relacionada con los procesos de atención, toma de decisiones o el control
comporta mental. El hipocampo vinculado a la formación de nuevas memorias.
Si hay personas que piensan que beber mucho los fines de semanas no tienen
consecuencias, se equivoca. Aunque el resto de la semana no se beba, el consumo
de alcohol excesivo un fin de semana puede causar daños en la memoria además de
incrementar el riesgo de otras patologías asociadas al consumo habitual de alcohol.
Es importante no considerar de forma aislada a los jóvenes del
contexto social en que se desenvuelven, sino a ambos conjuntamente, para tener
siempre presente los respectivos elementos del sistema: jóvenes, familia,
escuela, y barrio o municipio y actuar conjuntamente sobre todos ellos.
Así podíamos considerar diferentes actitudes o pautas de actuación
frente al problema, entre los que destacarían:
Diseñar programas de educación, en los que se incida no sobre los
efectos negativos del consumo alcohólico, sino sobre los efectos positivos del
no consumo, este pequeño matiz, haría que las medidas tuvieran una mejor
acogida general y una mayor eficacia.
Orientar las actuaciones en el nivel educativo cuestionando y
delimitando los efectos positivos del alcohol, que es el conjunto de creencias
más desarrollado. Se debe partir de una información realista, que sitúe en su
término más justo los "efectos reforzantes" del alcohol, pero que
también muestre sus límites. Además existen una serie de creencias erróneas
respecto al alcohol (aumento de la potencia sexual, modo de combatir el frío, o
como utilidad terapéutica), transmitidas de generación en generación que
necesitan ser desmontadas.
Desarrollar programas de entrenamiento en habilidades sociales,
para actuar principalmente en la preadolescencia, antes de que se instaure el
consumo habitual de alcohol, para ayudar a esta población a hacer frente a la
enorme presión que el grupo ejerce sobre aquellos que no beben. Para ello se
debe formar a profesores del sistema educativo, animadores sociales, etc.
Hay que utilizar medidas eficaces que no tienen por qué ser las
más costosas. Hacer más baratas las bebidas no alcohólicas, ya que actualmente
es más barato consumir una bebida alcohólica que un refresco, así como
potenciar bebidas exóticas con menor o nulo contenido alcohólico pero "que
entren por los ojos" a los jóvenes.
Conseguir imponer líneas de trabajo que logren que la edad de
inicio del consumo habitual de alcohol se retrase lo máximo posible, lo cual
tendrá una incidencia importante en la prevención de los consumos problemáticos
del alcohol.
Formular objetivos para evitar la desconexión de los adolescentes
de los sistemas de contexto, sobre todo educativo, modificar las creencias de
adolescentes y jóvenes sobre el alcohol, trabajando fundamentalmente sobre las
motivaciones de consumo, o diseñar estrategias para reducir lo máximo posible
el dinero que los jóvenes llevan encima los fines de semana.
Actuar
sobre los espacios físicos por donde se mueve la juventud, revisando su diseño.
Así podemos:
- Ceder lugares donde creemos espacios lo más parecidos a los bares y ponerlos en manos de grupos o entidades no controlados por la Administración, que les dé más libertad.
- Estimular programas que comporten la presencia de educadores en lugares que ellos frecuentan.
- Obligar a los bares a crear espacios alejados de la barra y con un volumen de música reducido que permita la comunicación y la organización de actividades atractivas que concentren el tiempo de ocio y diversión.
- Incidir en la importancia de la familia como factor regulador del consumo y como medio de información.
- Por último, estimular el debate entre las diversas fuerzas políticas para la creación de diversos programas juveniles de control y prevención de las adicciones.
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