miércoles, 9 de enero de 2013

El alcoholismo en los y las adolescentes




El Alcoholismo





El alcohol produce sobre el organismo un efecto tóxico directo y un efecto sedante; además, la ingestión excesiva de alcohol durante periodos prolongados conduce a carencias en la nutrición y en otras necesidades orgánicas, lo cual complica la situación. Los casos avanzados requieren hospitalización. Los efectos sobre los principales sistemas del organismo son acumulativos e incluyen un amplio rango de alteraciones en el aparato digestivo, entre las que destacan las úlceras de estómago y de duodeno, la pancreatitis crónica y la cirrosis hepática, así como lesiones irreversibles en los sistemas nerviosos central y periférico. Pueden llegar a producirse desmayos, alucinaciones e intensos temblores, síntomas del síndrome de abstinencia alcohólica más grave, y el delirium tremens, que puede ser mortal a pesar del tratamiento adecuado; esto último contrasta con los síndromes de abstinencia de los opiáceos como la heroína, que aunque muy aparatosos rara vez son fatales. Se ha demostrado en fechas recientes que la ingestión de alcohol durante la gestación, incluso en cantidades moderadas, puede producir daños graves en el feto, especialmente retraso en el desarrollo físico y mental; la forma más grave de este retraso, poco frecuente, se  llama síndrome de alcoholismo fetal.


                                     Si consumes , te consumes es hora de reaccionar   





En el Ecuador


El consumo de alcohol en el Ecuador presenta un incremento alarmante. Según la Dirección Nacional de Salud Mental, del Ministerio de Salud Pública (MSP), en 2000 el consumo de alcohol era del 21,4%; en 2001 bajó levemente al 20,6%, pero en 2003 subió al 23,9% y en 2006 llegó al 23,5%.

A nivel de regiones, la Amazonía representa el 36% de los casos, la Sierra el 33,5%, la Costa es el 13,7% y la región insular es cercana al 0%. 

Las provincias con mayor número de casos de alcoholismo son Pichincha (619), Manabí (367), Azuay (343), Guayas (303), Imbabura (295), Loja (295), Chimborazo (202), Cañar (169), El Oro (156) y Morona (101).

En cambio, las de menor incidencia son Tungurahua (67), Zamora Chinchipe (57), Los Ríos (53), Sucumbíos (33), Napo (32), Esmeralda (28), Cotopaxi (17), Carchi (5), Bolívar (2), Galápagos (1) y Orellana (1).










Cada ecuatoriano bebe 9,4 litros de licor al año


Lo cierto es que en esta situación Ecuador es el segundo país en América Latina con mayor consumo de alcohol, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicados en agosto pasado. En este estudio se destaca que en este país se ingieren 9,4 litros de alcohol por habitante al año, cifra superada en la región únicamente por Argentina (10 litros), donde la mayor parte de las bebidas alcohólicas que se consumen son los vinos.  

A decir de la OMS, el consumo de alcohol en América (8,7 litros per cápita en promedio) es aproximadamente 40% mayor que la media global de 6,2 litros, siendo Brasil, Chile y México otros países latinoamericanos con alto consumo de alcohol. Pero en el caso de Ecuador además preocupa que el consumo de alcohol empieza a los 12 años de edad, de acuerdo con el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes.

Para la psicóloga Alexandra Macías, una persona alcohólica es intranquila e insegura, argumentando que a los alcohólicos no les importa dormir en las calles o buscar peleas, ya que no saben lo que hacen. 

Una copa no basta y mil no son suficiente, indica el orientador  Wimper Mendoza de la clínica Fundcat, un lugar donde acuden personas que se encuentran enfermas con el alcohol y las drogas. Mendoza señala que el alcohol es 50 veces más dañino que las drogas, pues éste altera la personalidad de las personas ocasionándole la adicción.  

No hay una causa definida del alcoholismo, pero hay factores que pueden jugar un papel en su desarrollo. Es más probable el desencadenamiento de un alcoholismo en las personas con algún familiar alcohólico, que en otras que no lo tienen. No se conoce la razón que puede encontrarse en anomalías genéticas o bioquímicas. 

Entre los factores psicológicos que conducen al alcoholismo se incluyen: la necesidad de consuelo para la ansiedad, conflictos en las relaciones personales, problemas familiares, entre otros.
   
La psicóloga  Estefanía Cevallos expresa que los problemas de un alcohólico también afectan a los niños en su conducta y personalidad; si el padre o madre es violento, los niños tienden a ser agresivos. Además manifiesta que el machismo va ligado con el alcoholismo, ya que muchos creen que entre más beben son más varones.

Ante esto se planifican luchas contra el alcoholismo




Aumentan muertes por intoxicación




A 39 ascendió el número de fallecidos por intoxicación al consumir alcohol adulterado. En la provincia de Napo se registró cuatro nuevas víctimas.
El Gobernador de esa provincia, Milton Carrera, confirmó, tras un análisis del Instituto Izquieta Pérez que los fallecidos tenían un alto grado de alcohol metílico en la sangre debido a que bebieron una mezcla con guayusa y un vino presumiblemente fabricado en Tungurahua. 









Tomar alcohol de forma intensiva aunque solo sea el fin de semana reduce la memoria.


El rendimiento de la memoria de trabajo y de la memoria declarativa verbal disminuye mucho después de tomar alcohol en exceso y estos efectos se mantiene a largo plazo. La ingestión intensiva de alcohol el fin de semana afecta al rendimiento de la memoria de trabajo y la memoria declarativa verbal. En Depsicología hablamos del alcohol y la memoria.
Estos resultados son fruto del estudio realizado en la Universidad de Santiago de Compostela  con un grupo de estudiantes que beben alcohol habitualmente el fin de semana y carecen de síntomas clínicos.

El estudio se lleva a cabo durante cinco años y está desarrollado por el Grupo de Investigación en Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Santiago de Compostela dirigido por el profesor Fernando Cadaveira.

Tras comprobar que la ingesta de grandes cantidades de alcohol durante el fin de semana tiene  consecuencias a nivel  neurocognitivo, ahora el objetivo es verificar si se mantiene a largo plazo y tiene influencia en la evolución académica.

El estudio muestra que una cuarta parte de los estudiantes de primer año de carrera presentan al menos una vez al mes un patrón de consumo intensivo de alcohol (en un hombre más de cinco unidades de bebida alcohólica en una mujer cuatro). Un tercio podrían ser considerado bebedores de riesgo.

Un total de 136 voluntarios pasaron por pruebas neuropsicológicas y el registro de la actividad eléctrica cerebral evocada. Se emplearon 18 pruebas dirigidas a evaluar las funciones mediadas por algunas regiones cerebrales que parecen más afectadas por el consumo de alcohol. Como la corteza prefrontal relacionada con los procesos de atención, toma de decisiones o el control comporta mental. El hipocampo vinculado a la formación de nuevas memorias.

Si hay personas que piensan que beber mucho los fines de semanas no tienen consecuencias, se equivoca. Aunque el resto de la semana no se beba, el consumo de alcohol excesivo un fin de semana puede causar daños en la memoria además de incrementar el riesgo de otras patologías asociadas al consumo habitual de alcohol.




Como actúar sobre el problema


Es importante no considerar de forma aislada a los jóvenes del contexto social en que se desenvuelven, sino a ambos conjuntamente, para tener siempre presente los respectivos elementos del sistema: jóvenes, familia, escuela, y barrio o municipio y actuar conjuntamente sobre todos ellos.
Así podíamos considerar diferentes actitudes o pautas de actuación frente al problema, entre los que destacarían:
Diseñar programas de educación, en los que se incida no sobre los efectos negativos del consumo alcohólico, sino sobre los efectos positivos del no consumo, este pequeño matiz, haría que las medidas tuvieran una mejor acogida general y una mayor eficacia.
Orientar las actuaciones en el nivel educativo cuestionando y delimitando los efectos positivos del alcohol, que es el conjunto de creencias más desarrollado. Se debe partir de una información realista, que sitúe en su término más justo los "efectos reforzantes" del alcohol, pero que también muestre sus límites. Además existen una serie de creencias erróneas respecto al alcohol (aumento de la potencia sexual, modo de combatir el frío, o como utilidad terapéutica), transmitidas de generación en generación que necesitan ser desmontadas.
Desarrollar programas de entrenamiento en habilidades sociales, para actuar principalmente en la preadolescencia, antes de que se instaure el consumo habitual de alcohol, para ayudar a esta población a hacer frente a la enorme presión que el grupo ejerce sobre aquellos que no beben. Para ello se debe formar a profesores del sistema educativo, animadores sociales, etc.
Hay que utilizar medidas eficaces que no tienen por qué ser las más costosas. Hacer más baratas las bebidas no alcohólicas, ya que actualmente es más barato consumir una bebida alcohólica que un refresco, así como potenciar bebidas exóticas con menor o nulo contenido alcohólico pero "que entren por los ojos" a los jóvenes.
Conseguir imponer líneas de trabajo que logren que la edad de inicio del consumo habitual de alcohol se retrase lo máximo posible, lo cual tendrá una incidencia importante en la prevención de los consumos problemáticos del alcohol.
Formular objetivos para evitar la desconexión de los adolescentes de los sistemas de contexto, sobre todo educativo, modificar las creencias de adolescentes y jóvenes sobre el alcohol, trabajando fundamentalmente sobre las motivaciones de consumo, o diseñar estrategias para reducir lo máximo posible el dinero que los jóvenes llevan encima los fines de semana.




Actuar sobre los espacios físicos por donde se mueve la juventud, revisando su diseño. Así podemos:

 


  1. Ceder lugares donde creemos espacios lo más parecidos a los bares y ponerlos en manos de grupos o entidades no controlados por la Administración, que les dé más libertad.
  2. Estimular programas que comporten la presencia de educadores en lugares que ellos frecuentan.
  3. Obligar a los bares a crear espacios alejados de la barra y con un volumen de música reducido que permita la comunicación y la organización de actividades atractivas que concentren el tiempo de ocio y diversión.
  4. Incidir en la importancia de la familia como factor regulador del consumo y como medio de información.
  5. Por último, estimular el debate entre las diversas fuerzas políticas para la creación de diversos programas juveniles de control y prevención de las adicciones. 











 PROBLEMA DEL ALCOHOLISMO EN EL ECUADOR  DILE NO AL ALCOHOL Y DILE SI A LA VIDA!!! VIVE CADA SEGUNDO DE TU VIDA COMO SI FUERA EL ÚLTIMO APRECIA CADA MOMENTO 

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